Has de saber…
Ha
descendido
una
estrella del cielo
sobre el
paraíso porteño,
para esclarecer el camino, y entorpecer
a algún distraído. Con todo su brillo,
se posa segura, dibujando el
edén con su mirada; naturalmente, la tranquilidad ella augura. Si soñaras
con la amistad entre el
día y la noche, aquella
estrella divina daría paso al
mejor atardecer. En
el día, extrañarías su solaz
distancia, imborrable
en la memoria,
parecería, tan
fugaz como la vida sin amor.
En la noche, sentirías su eterno resplandor
como un suave
susurro al oído; desinteresada,
ofrece su paz, solo unas pocas horas,
antes de empezar
a soñar.
Si soñaras
un amor entre el sol y la luna,
tendrías que saber
que, a veces las antitesis
sirven como
escenario perfecto,
para amigos y
amantes.
O bien, has de saber que,
el día, se inventó para extrañarte,
y la noche, únicamente para abrazarte.
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