Qué performance en la que el movimiento, las luces, el sonido y un grupo de actores inundan el escenario. Así van invadiendo todo con inmejorables movimientos para trasmitirnos una nueva sensación en la que nos vemos sumergidos. Cuál será la historia a contar, más que es un Dios que viene con su presencia, o tal vez sólo un artista que traduce la significante idea de romper una estructura poco común, poco convencional, a lo que es un espectáculo de danza. Acá nos encontramos con todo un juego de efectos especiales que desbordan en sensaciones con todo lo que podría ser algo magnífico por excelencia, para transformarse en lo que es una demostración permanente de nuevas formas para representar una historia. De pronto hombres y mujeres que bajan colgados con sus arneses invaden el escenario y se acercan al público, logrando así mayores impactos en los espectadores. Es una verdadera muestra de movimiento con combinaciones que inundan en todo su esplendor junto a la música que permanentemente lleva el hilo conductor de la escena. Todo parece configurarse en un conjunto de lo que van atravesando y de esa manera llegar con mayor identidad a los espectadores, causando un sin número de emociones por cómo lo representan. También debemos señalar los trajes que llevan los actores para mejorar la calidad de la puesta, porque no falta detalle para lo que quieren representar.
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