En Tebas, pasada una guerra cruenta, la joven Antígona quiere dar sepultura al cadáver de su hermano Polinices, general muerto en combate; pero el tirano Creonte considera a Polinices un traidor por haber vuelto las armas contra sus hermanos. Le niega, pues, las honras fúnebres. Al cuerpo insepulto lo destrozarán buitres y perros, nunca será abrigado por la tierra, y jamás entrará en el reino de la luz y de la paz. Ese es el castigo horrendo.
Pero Antígona “tiene el corazón puesto en cosas ardientes, en deseos de desobediencia” y, como se sabe, la desobediencia es el alma del drama. Violando la prohibición, la muchacha asperja con vino el cuerpo del hermano, lo frota con fino polvo y lo soterra. Capturada, Creonte la condena a morir de hambre y sed encerrada en una cueva en la montaña.
Pero Antígona “tiene el corazón puesto en cosas ardientes, en deseos de desobediencia” y, como se sabe, la desobediencia es el alma del drama. Violando la prohibición, la muchacha asperja con vino el cuerpo del hermano, lo frota con fino polvo y lo soterra. Capturada, Creonte la condena a morir de hambre y sed encerrada en una cueva en la montaña.
En la historia reciente de Argentina también hay cadáveres destrozados y errantes, y hermanas y hermanos y padres, madres, hijos e hijas que no pudieron enviarlos hacia la luz y hacia la paz.
De José WatanabeVersión libre de la tragedia de Sófocles
Con
Ana Yovino
Fotos
Soledad Ianni
Diseño cartel
Agustín Calviño
Musicalización y diseño de luces
Carlos Ianni
Escenografía y vestuario
Solange Krasinsky
Asistente
Soledad Ianni
Dirección
Carlos Ianni
Sin intervalo
Duración: 60 minutos
De José Watanabe
Versión libre de la tragedia de SófoclesCon Ana Yovino
Musicalización y diseño de iluminación: Carlos Ianni
Diseño de escenografía y vestuario: Solange Krasinsky
Asistencia: Luis Emilio Cerna Mazier
Dirección: Carlos Ianni