FUNDACION ALON
P.: Venís exponiendo desde el ’94.
P.: ¿Qué es lo que querés demostrar en esta muestra?
G.E.: La serie salió cuando pasó la crisis del 2001. Estaba viendo la T.V. y mostraban el camión con vacas que se había caído, y la gente se estaba peleando por las vacas, y como que se le salían los ojos de la vaca y me acordé que hay un libro de Alonso, que se llama “La guerra del malón”, y hay una imagen muy parecida.
P.: ¿Ahí fue cuando empezaste a trabajar en esta serie?
G.E.: No, ahí no hice nada. En el 2002, yo soy un gran admirador de Rembrandt, estaba una imagen que se llama “El buey desollado”, ahí fue cuando se me ocurrió que podía hacer algo con eso.
P.: ¿Podrías decir que fuiste haciendo aciociaciones?
G.E.: Yo, siempre trabajo con eso. Hice tres obras en el 2002 y de ahí en adelante fui retomando. Hay obras del 2007, 2011, es como una serie que no está terminada. Hay un libro que preparé para esta exposición que es el libro del boceto. La res es siempre la imagen que se va repitiendo y voy variando la técnica.
P.: Con respecto a la técnica ¿qué podés decir?
G.E.: Es siempre con óleo, lo que va variando es la vaca que está ahí como colgada, donde no hay ninguna referencia espacial, excepto la vaca colgada y la hice con telas, telas sueltas, ya que quería que fuera algo así medio irregular. La mayoría son óleos, después otros que están hechos sobre papel y sobre acrílico. Los óleos, la mayoría están tratados con papel de lija.
P.: ¿Es como una modificación que hiciste sobre lo que hacés siempre?
G.E.: Es como un trabajo no definido. El uso de la lija en la tela, eso se podría decir que es como grabar, como grabar en la memoria también.
María Riccheri
Inauguración 25 de Agosto de 2011.
Viamonte 1465 - piso 10º
Estimados
Les informamos que la exposición "GONZALO ELVIRA - Serie Res" se extenderá hasta el viernes 21 de octubre de 2011. Lugar: Fundación Alon para las Artes - Viamonte 1465 piso 10º, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Visitas: de lunes a viernes de 12 a 18 horas.
Corpus delicti
Más allá de los perfiles cincelados del cuerpo, hay otra desnudez allende el desnudo, la desnudez palpitante de la carne. El arco del deseo se tensa hasta arañar la piel. Caricia de Eros, garra de Tánatos. En las orillas del mirar, el tacto prolonga la trayectoria de la vista. Traspasa la frontera de los cuerpos, quebranta el silencio de los contornos para penetrar en cavidades rumorosas de la conciencia, donde habita el ser que siente. Espacio del placer y del dolor. Periferia de los cuerpos, territorio de comunicación somática.
Lugar de la empatía.
Como señaló John Berger, el “Buey desollado” de Rembrandt no representa una naturaleza muerta sino una escena dramática. No estamos ante una expresión silente e inmóvil de la Vanitas, ese soliloquio estoico de la muerte. Aquí el cuerpo se expresa en su desnudez desgarrada, en el paroxismo de su abertura, en toda su amplitud de tono.
Como un grito o una herida abierta. Esta carne sangrante es el torso lacerado de Cristo, Marsias despellejado por apolo. Es el cadáver deseccionado del doctor Tulp, literamente una “autopsia”: “visión con los propios ojos”. O con las manos, que es como el cuerpo conoce Santo Tomás hurgando en las llagas de Cristo.
Un mosaico romano del Siglo IV representa a un esqueleto que señala con el dedo la inscripción: “Gnothi seauton” (“Conócete a ti mismo”), como invitado a una espeleología del cuerpo, a una topografía de los efectos. En la cartografía carnal que delinean las marcas de despiece de la res, Gonzalo Elvira inscribe un territorio conocido, carne de su carne, los perfiles del mapa argentino.
Terreno roturado por heridas aún abiertas, carne que padece, este atlas bovino es un grito proferido desde las profundidades desgarradas de las entrañas.
Rosa Gutiérrez Herranz