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lunes, 8 de octubre de 2018

LA GENTE NORMAL

Como si pesara la soledad de cuatro vecinos se reúnen para encontrar a la mascota de uno de ellos que es el loro Pep. Ninguno de ellos quiere dejar de lado sus angustias y se reúnen para encontrarse en un objetivo común y viven una realidad cotidiana que los une y hace sentir más unidos, dejando de lado sus propios conflictos. Todo sucede de manera inesperada y van atravesando por momentos que los lleva de la alegría a la tristeza por un sin fin de momentos espontáneos que nos hablan de lo cotidiano y nos llega realmente al corazón con la expresividad que van mostrando los personajes. Cuánto amor se despide por una simple mascota y hasta cuanta sinceridad llevan para traslucir que lo que sienten es más que nada lo que ellos mismos podrían soportar en su sentir. De pronto todo se demuestra como si tuviéramos esa expresividad al máximo esplendor por lo que trasmiten para que ninguno de ellos quede excluido. Todos demuestran una gran sensibilidad y reflejan que la simple situación que los une es así todo la pérdida de un objeto amado. Con inmejorables actuaciones y con una escenografía que hace a la puesta, nos va llevando a que disfrutemos del movimiento de los actores.


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